«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


23 de julio de 2014

Libro-entrevista con el cardenal Müller, sobre la familia

La familia ¡es la solución!
El cardenal Gerhard-Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha concedido una larga entrevista al padre Carlos Granados, director de la BAC, recogida en La esperanza de la familia. Ofrece una panorámica de conjunto sobre la pastoral familiar ante el próximo Sínodo: la preparación al matrimonio, la presencia de Dios en la pareja, el acompañamiento de la Iglesia...; y muestra que, en realidad, la familia no es el problema de nuestro tiempo, sino la verdadera solución


Una adecuada preparación al matrimonio: «A los pastores nos preocupa que tantos contrayentes formalmente cristianos de ninguna manera practiquen la fe cristiana», afirma el cardenal Müller en La esperanza de la familia (BAC). De momento está «en fase de estudio» la posibilidad de «exigir a los contrayentes una fe más explícita». Además, aunque «hay que insistir en la catequesis previa al matrimonio», la preparación inmediata es «ineficaz» sin una «preparación remota al amor en la familia, ya desde la infancia y la adolescencia».

El matrimonio es para siempre... porque está Dios: Para el cardenal Müller, «el para siempre del matrimonio está enraizado en el de una vez para siempre del sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Dar la propia vida es la representación del amor, en lo cotidiano, en el día a día». Pero esta entrega es imposible sin Dios, pues «algo tan hermoso también tiene una limitación: no se puede realizar por las propias fuerzas». Desde el principio, «Dios está presente en el matrimonio de una manera sacramental, real, concreta, visible y palpable. Los esposos que ponen a Dios como centro de su vida conyugal descubren que su amor se alimenta y crece cada día».

Cuando no es así, abundan «los hijos que crecen sin sus padres, huérfanos de los divorcios, quizá las personas más pobres del mundo, los más pobres entre los pobres». Frente a esto, están «los matrimonios que no fracasan, testigos del amor humano», un amor «que protege a los hijos».

Sin fe es muy difícil: El cardenal Müller asegura que, «en el actual contexto cultural, estos postulados resultan muy difíciles sin una fe acogida y vivida». Por eso, es preciso unir familia e Iniciación Cristiana, pues, «sin la familia, no existe la experiencia básica de la familiaridad con Dios», algo que prueba el que «las vocaciones religiosas mayoritariamente provienen de las familias en los movimientos o parroquias» con una fe viva.

Por una Iglesia de las familias: «¡Cuántas familias languidecen por estar encerradas en sí mismas! Es necesario que las familias cristianas se integren en parroquias o movimientos, la representación de la gran familia que quiere Dios. ¡Reivindico una Iglesia de las familias!», afirma el Prefecto de Doctrina de la Fe. Sin embargo, «no hemos sido capaces de ofrecer una auténtica pastoral familiar», y entre las soluciones que propone está la de ofrecer no Misas para los niños, sino Misas para las familias; contar con los abuelos como «fuente de riqueza»; formar sacerdotes «más preparados para atender a las familias»; ahondar en los procesos de canonización de los matrimonios...

La alegría de la fecundidad: El cardenal Müller lamenta que «mucha gente ha perdido su confianza en el futuro, influida por la ideología del bienestar: dinero, vacaciones, tiempo libre...», una forma de vivir que «ha destruido a las familias y emponzoñado la alegría de tener hijos». Para salir de esta trampa, «hay que volver a proponer lo evidente: somos felices cuando somos amados y cuando nos damos».


Comunión a los divorciados y casados después civilmente: «Ni siquiera un Concilio puede cambiar la doctrina de la Iglesia confiada por Jesucristo», sostiene el cardenal Müller. Asimismo, «la misericordia no puede ser nunca una justificación para invalidar los mandamientos y los sacramentos», ya que «el verdadero alcance de la misericordia de Dios es que nos regala su gracia para que podamos ser fieles», defiende. Ni la Eucaristía ni el Matrimonio son un sentimiento o un asunto de conciencia, por lo que «no se puede subordinar a los propios gustos la recepción de los sacramentos». Por eso, la herida que sufre un cónyuge abandonado «no se cura queriendo sin más partir de cero; se cura ofreciendo a Cristo la herida sufrida».

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Sin fe no puede haber sacramento

«El principal problema que tenemos en la Iglesia a propósito de la familia no es el pequeño número de divorciados recasados que desean acercarse a la Comunión. El problema más grave es el gran número de bautizados que se casan civilmente; y el gran número de casados sacramentalmente que no viven su matrimonio de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia»: así de claro lo tiene el cardenal Fernando Sebastián, autor del prólogo de La esperanza de la familia. Para él, «sin fe no se puede celebrar válidamente un sacramento», por lo que, en realidad, «el sacramento del Matrimonio comienza en la conversión cristiana». Ya que «hoy no podemos dar la fe por supuesta», es preciso «repensar el proceso de Iniciación Cristiana de nuestros jóvenes», defiende.

En ello está la Iglesia en todo el mundo, en los meses previos al próximo Sínodo de la Familia. Diversas Conferencias Episcopales nacionales han tratado el tema de la familia en sus últimas Plenarias; el Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Paglia, ha hablado sobre La pastoral familiar hoy ante los obispos de África Oriental; el CELAM se dispone a celebrar su I Congreso de Agentes de Pastoral Familiar. Y, en España, la Conferencia Episcopal celebra estos días la Jornada Itinerario para la evangelización de la familia actual.
ALFA Y OMEGA


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