«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


21 de octubre de 2014

FRANCISCO EN STA. MARTA: 'SIN CRISTO NO TENEMOS IDENTIDAD'

En la homilía de este martes, el Santo Padre recuerda que el cristiano sabe esperar a Jesús
“El cristiano es un hombre o una mujer que sabe esperar a Jesús y por esto es un hombre o una mujer de esperanza". Así lo ha afirmado el santo padre Francisco esta mañana en la homilía de la misa matutina de Santa Marta. Asimismo ha recordado que Cristo, con su sacrificio, nos ha hecho "amigos, cercanos, en paz".
Los cristianos son personas que saben esperar, y en la espera, cultivan una esperanza sólida. De este modo, el Papa ha recordado que los cristianos son un pueblo está unido por Jesús más allá de cualquier "enemistad", que es servido por Él y dotado de un nombre. 


Este martes, el Pontífice ha reflexionado sobre el Evangelio de Lucas y la Carta de Pablo a los Efesios. En el Evangelio, Cristo habla a los discípulos comparándose con un señor que regresa por la noche de una fiesta de bodas y llama "bienaventurados" a los siervos que le esperan despiertos y con las lámparas encendidas. En la siguiente escena se ve a Jesús hacerse siervo de sus servidores y llevarles la comida a la mesa. Así, Francisco ha observado que el primer servicio que el Maestro hace a los cristianos es darles "la identidad". El Papa ha afirmado que "nosotros sin Cristo no tenemos identidad".

A propósito ha hecho referencia a las palabras de Pablo a los paganos "recordad que en aquel tiempo estábais sin Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel", precisando que "lo que ha venido a hacer Jesús con nosotros es darnos ciudadanía, pertenencia a un pueblo, nombre, apellido". Por esto, ha recordado el Papa que de "enemigos sin paz", Cristo "nos ha unido" con "su sangre", así "derribando el muro de separación que divide".
Y ha precisado que "todos nosotros sabemos que cuando no estamos en paz con las personas, hay un muro. Hay un muro que nos divide. Pero Jesús nos da su ayuda para derrumbar esta pared, para que podamos encontrarnos. Y si estamos divididos, no somos amigos: somos enemigos. Y ha hecho aún más para reconciliarnos a todos en Dios. Nos ha reconciliado con Dios: de enemigos, amigos; de extraños, hijos".
A continuación, Francisco ha señalado que de "gente de la calle", de personas que ni siquiera eran "huéspedes", hemos pasado a ser "conciudadanos de los santos y familiares de Dios", por decirlo como san Pablo. Esto es lo que ha hecho Jesús con su venida. Pero, se ha preguntado el Pontífice, "¿cuál es la condición?". Y ha respondido: "esperarlo", esperarlo como los siervos a su patrón.
Lo ha explicado así: "esperar a Jesús. Quien no espera a Jesús, le cierra la puerta a Jesús, no lo deja hacer esta obra de paz, de comunidad, de ciudadanía, aún más, de nombre. Porque nos da un nombre. Nos hace hijos de Dios. Esta es la actitud para esperar a Jesús, que está dentro de la esperanza cristiana. El cristiano es un hombre o una mujer de esperanza. Sabe que el Señor vendrá. Realmente vendrá. (...) No sabemos la hora, pero vendrá, vendrá a encontrarnos, pero no para vernos aislados, enemigos, no. Encontrarnos como Él ha hecho con su servicio: amigos cercanos, en paz".
Al concluir la homilía, Francisco ha hecho indicado preguntas que el cristiano puede hacerse: "¿Cómo espero a Jesús?", e incluso antes: "¿le espero o no le espero?". "¿Yo creo en esta esperanza, que Él vendrá? ¿Yo tengo el corazón abierto, para escuchar cuando golpea la puerta?" Para finalizar, el Obispo de Roma ha subrayado que el cristiano es un hombre o una mujer que sabe espera a Jesús y por esto es un hombre o una mujer de esperanza. Sin embargo, y muchas veces nosotros los cristianos nos comportamos como paganos, nos olvidamos de Jesús, y pensamos: ‘Yo me las arreglo solo'. Y esto termina mal, termina sin nombre, sin cercanía, sin ciudadanía

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