«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


2 de marzo de 2015

Sean siempre hombres de esperanza, invitacion del Papa a obispos del Norte de África

(RV).- Este lunes los prelados de la Conferencia de Obispos del Norte de África (CERNA) que agrupa las diócesis de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia fueron recibidos por el Papa que, al final de su visita ad Limina, les entregó un discurso en el que recordaba la historia de esa región, marcada por numerosas figuras de santidad, desde San Cipriano y San Agustín, “patrimonio espiritual de toda la Iglesia”, hasta el beato Charles de Foucauld, de quien el próximo año se celebra el centenario de la muerte.

“Desde hace varios años  -escribe el Papa en su mensaje-  su región está experimentando cambios significativos, que hacen esperar que se cumplan determinadas aspiraciones a una mayor libertad y dignidad y se favorezca una mayor libertad de conciencia. Pero a veces estos acontecimientos han llevado al desencadenamiento de la violencia. En particular, quiero notar la valentía, la lealtad y la perseverancia de los obispos de Libia, así como de los sacerdotes, personas consagradas y laicos que permanecen en ese país a pesar de los muchos peligros. Son auténticos testigos del Evangelio. Les doy las gracias de todo corazón y les animo a continuar sus esfuerzos para contribuir a la paz y la reconciliación en toda la región”. 

“Su Conferencia Episcopal es un lugar de intercambio y diálogo significativo, pero también debe ser un instrumento de comunión para profundizar las relaciones fraternales y la confianza recíproca  -escribe a continuación el Pontífice-  la peregrinación a Roma es una buena ocasión para renovar el compromiso común al servicio de la misión de la Iglesia en cada uno de sus países. Esta misión la llevan a cabo con los sacerdotes, sus colaboradores directos. Originarios de numerosos países a veces es difícil para ellos adaptarse a nuevas situaciones. Por lo tanto, es particularmente necesario que estén cerca de todos ellos y atentos a su formación continua para que puedan vivir su ministerio plena y serenamente... Los religiosos y religiosas también tienen un lugar especial en la vida y la misión de su iglesia y les doy las gracias por su testimonio de vida fraterna y su generoso compromiso al servicio de sus hermanos y hermanas”.

“En el corazón de su misión y en el origen de su esperanza está, ante todo, el encuentro personal con Jesucristo y la certeza de que Él actúa en el mundo donde han sido enviados en su nombre. La vitalidad evangélica de sus diócesis depende, por lo tanto, de la calidad de su vida espiritual y sacramental'', observa el Santo Padre que,junto al nombre de los santos de esa región, recuerda a “los religiosos y religiosas que han entregado todo a Dios y a sus hermanos hasta el sacrificio de sus vidas”, y señala a los obispos que deben desarrollar esta herencia espiritual primero entre sus fieles, pero también abriéndola a todos. “Me alegra saber -agrega- que en los últimos años, varios santuarios cristianos han sido restaurados en Argelia". Acogiendo a cada uno,tal y como es,amablemente y sin proselitismo,sus comunidades demuestran que quieren ser una iglesia con las puertas abiertas, siempre “en salida”.

La universalidad es una característica de esas iglesias, donde los fieles vienen de muchas naciones para formar comunidades muy vivas. Este hecho brinda la oportunidad “de admirar la obra de Dios,que se extiende entre todos los pueblos y todas las culturas”, escribe el Obispo de Roma, que no olvida saludar entre ellos a los numerosos estudiantes procedentes de África subsahariana a los que invita a “permanecer firmes en la fe” para ser capaces de establecer con todos “lazos de amistad, confianza y respeto, contribuyendo así a la construcción de un mundo más fraterno”.

Muy importante en la vida de esas iglesias es también el diálogo interreligioso y el Papa subraya que en ese campo “la imaginación de la caridad sabe abrir innumerables caminos para llevar el soplo evangélico en las culturas y en los sectores sociales más diversos. Saben que el desconocimiento mutuo es la fuente de tantas incompresiones e incluso de enfrentamientos… El antídoto más eficaz contra cualquier forma de violencia es la educación al descubrimiento y la aceptación de la diferencia como riqueza y fertilidad. Por eso, es esencial que en sus diócesis sacerdotes, religiosos y laicos estén capacitados en este ámbito.''

Manifestando su agrado por la labor del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) nacido en Túnez y que este año celebra su quincuagésimo aniversario, el Papa invita a los obispos a “sostener y servirse de esa institución tan necesaria para impregnarse de la lengua y de la cultura” y para “profundizar un diálogo en la verdad y el amor entre los cristianos y los musulmanes”. Un diálogo que los obispos experimentan día a día también con los cristianos de diversas confesiones. Por eso Francisco expresa además el deseo de que el Instituto Ecuménico, Al Mowafaqa fundado en Marruecos para promover el diálogo ecuménico e interreligioso contribuya también a un mejor conocimiento mutuo.

“Iglesia del encuentro y el diálogo, ustedes quieren servir a todos sin distinción. A menudo con medios modestos, manifiestan la caridad de Cristo y de la Iglesia con los pobres, los enfermos, los ancianos, las mujeres necesitadas o los prisioneros. Muchas gracias por su labor de ayuda a los muchos inmigrantes procedentes de África que buscan en sus países un lugar de tránsito o de acogida. Reconociendo su dignidad humana, y trabajando para despertar las conciencias ante tantos dramas humanos, demuestran el amor de Dios por cada uno de ellos”.

A estos “queridos hermanos en el episcopado” el Papa Francisco concluye asegurándoles el apoyo de toda la Iglesia en su misión. Están en “las periferias” con el servicio particular de manifestar la presencia de Cristo y su Iglesia en esta región. Su testimonio de vida en la sencillez y la pobreza es un signo eminente para toda la Iglesia. Estén seguros de que el Sucesor de Pedro los acompaña en su rudo camino y los anima a ser siempre "hombres de esperanza”.

(RC-RV)

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