«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


20 de mayo de 2016

LOS 7 HÁBITOS DE LAS FAMILIAS ALTAMENTE EFECTIVAS

En este mundo de locos en el que empezamos el día corriendo y lo terminamos derrapando, nos resulta complicado tener unas relaciones familiares buenas y estables. ¿Cómo comunicarnos con cada miembro dela familia?, ¿cómo evitar los malos entendidos?, ¿cómo hacerles sentir que son lo primero de nuestras vidas pese al trabajo, las responsabilidades y la falta de tiempo?, ¿qué está fallando en mi matrimonio?
Stephen Covey, escritor de fama mundial y formador de líderes empresariales, dedicó su vida a enseñar a las personas a disfrutar de su vida personal y profesional. En el libro Los 7 Hábitos de las Familias Altamente Efectivas, sintetiza en siete sencillos hábitos la clave para el éxito en las relaciones familiares:
1. Ser proactivo.
Este hábito consiste en el ejercicio real de la libertad. La verdad innegable de que ni las circunstancias ni las emociones controlan nuestra vida, sino nosotros mismos. "Nuestra vida familiar sería mucho mejor si actuáramos conforme a nuestros valores más profundos, en lugar de dejarnos arrastrar por la emoción o las circunstancias del momento".
Este hábito es la base de todos los demás, ya que supone la capacidad de hacer elecciones, de dominar la propia la vida, de ser dueño de nuestras emociones y, en consecuencia, conseguir tener las relaciones personales que deseamos tener.
2. Empezar con un fin en la mente.
Tener claro cuál es la razón de ser de la familia y cómo queremos llegar a ser es la clave del éxito de la batalla diaria. Si todos los miembros de la familia fueran conscientes de dónde está la meta y cómo llegar a ella, se dirigirían todas las fuerzas hacia ese fin.
Para lograrlo, Covey propone crear la "misión familiar", única y original de cada familia. Diseñar unos objetivos familiares que todos conozcan, de forma que puedan ser conscientes de cuándo se están desviando de la meta.
3. Poner primero lo primero.
Este hábito está profundamente relacionado con el hábito anterior, si tenemos claro cuál es nuestro fin en la vida será más fácil poner primero lo primero. Para todo el mundo la familia es lo primero, pero la realidad es que es a lo último a lo que se dedica tiempo.
Conseguir distinguir lo urgente de lo importante es una cualidad fundamental tanto en la vida personal como profesional y muchas veces carecemos de ella. El papel que desempeña cada miembro de la familia es insustituible y no se puede delegar en nadie, por ello, para Covey "poner primero lo primero" es un hábito que debe trabajarse a diario para no dejarse arrastrar por la velocidad a la que la vida nos somete.
4. Pensar "Ganar-Ganar".
"Entendiéndonos y cooperando podemos hacer algo totalmente distinto que nos beneficie a los dos, mucho más de lo que conseguiríamos si cualquiera de los dos tuviera que ganar".
La verdadera unión familiar radica en la necesidad del beneficio de los demás miembros de la familia, el deseo de que todos estén felices y contentos, aun a costa del sacrificio personal. Es en la familia donde mejor se cultiva esta actitud ganar-ganar en la que padres, hermanos, abuelos, etc. interactúan entre ellos movidos por el afecto que se tienen y no por los intereses particulares.
5. Procurar primero comprender y después ser comprendido.
La comprensión llevada hasta sus últimas consecuencias es de los hábitos más difíciles de lograr. Para Covey, los malos entendidos y la falta de comprensión hacia los demás son generalmente el centro del dolor y las rupturas familiares.
Ser comprendido es la primera muestra de amor que recibe alguien, sentirse querido pase lo que pase, es entonces cuando puede surgir una verdadera comunicación, una relación profunda.
6. Sinergizar.
La sinergia es el fruto del trabajo y el esfuerzo conjunto, supone que 1+1 es igual a 3. La unión de los miembros de la familia potencia el beneficio que recibe cada uno de ellos por separado. La riqueza que entrañan las relaciones familiares es imposible de alcanzar en ningún otro sitio.
"La clave para crear sinergia es aprender a valorar, incluso a celebrar, las diferencias". En la familia, cada uno aporta sus cualidades, virtudes, capacidades que perfeccionan a los demás y les complementan. Es, además, en la aceptación sincera de los defectos ajenos donde se crece como persona.
7. Afilar la sierra.
El desgaste en las relaciones familiares y en el desarrollo personal es un fenómeno que llega inevitablemente si no se ponen los medios para frenarlo. Stephen Covey afirma: "Afilar la sierra significa preocuparse de forma habitual y firmemente de renovar las cuatro dimensiones de nuestra vida: física, social, mental y espiritual. Si la sierra se afila de un modo adecuado y de una manera equilibrada, cultivarás todos los demás hábitos empleándolos en las propias actividades de renovación".
Es dedicar un tiempo a parar, a pensar, a recomponerse. La reflexión profunda de nuestra vida familiar para renovar y alimentar las raíces que la sostienen.
Los siete hábitos de las familias altamente efectivas es el reto de las familias que aspiran a lo más alto. Puedes comprar el libro aquí.
FUENTE: Revista Hacer Familia

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