«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


10 de julio de 2016

MIRA, AMA, CAMINA...EL BUEN SAMARITANO Y EL NUEVO DECÁLOGO

El evangelio del domingo nos ubica en el camino, lugar privilegiado de Jesús para enseñar lo esencial de la vida y de la fe. En este camino se encuentran el dolor y la misericordia, el sufrimiento y el consuelo, la petición de ayuda y la respuesta directa. Viendo al hombre muriendo en el suelo, algunos pasan de largo, el sacerdote y el levita, los maestros del culto y de cómo servir a Dios. Se nos dice que pasaban “por casualidad” y por eso siguen de frente, ni siquiera el camino les es familiar. Cuando nos alejamos de la realidad “pasar de largo” se convierte en una actitud natural y cotidiana. Constatamos que la misericordia y la compasión no son espontáneas. Siempre debemos hacer el esfuerzo de detenernos en el camino, de “bajar” de nuestras comodidades para compartir – lo más valioso aún - el tiempo. La cercanía es el único modo de eliminar prejuicios, pues no hay compasión sin cercanía y “no hay humanidad sin compasión” (E. Ronchi).

Lamentablemente, el camino de Jerusalén a Jericó es un camino que el mundo entero está recorriendo hoy y por tanto camino que no podemos esquivar. Un mundo que hoy se desangra; que tira a la gente por el suelo, despejándola de todo lo que tiene, sobre todo la vida y las ganas de vivir; que hace de la indiferencia y las distancias las verdaderas causas de la muerte.

Por eso, la pedagogía de Jesús es radical y busca renovar todo, incluso las Escrituras. Con esta parábola, de lenguaje sencillo y cercano, Jesús nos ofrece el nuevo decálogo, los nuevos 10 mandamientos a través de las 10 acciones del buen samaritano frente al hombre que sufre: Lo vio, tuvo compasión, se acercó, lo vendó, limpió sus heridas, lo cargó, lo llevó a una posada, lo cuidó, pagó por él y prometió volver (vv 33-35). El número 10 para el mundo hebreo facilita la memoria porque se apoya en los 10 dedos de las manos. Expresa perfección y plenitud (Gen 24,10; Jo 22,14; Jue 17,10) y es la suma de dos números sagrados: 3 y 7.  
Todo parte de una mirada que lleva a la compasión (σπλαγχνσθη). Así le ocurrió al mismo Jesús al ver a la multitud hambrienta (Mt 9; 14) o a la viuda de Naín frente a su hijo muerto  (Lc 7). Es la mirada y la compasión del padre que sale al encuentro del hijo pródigo (Lc 15). La parábola es la respuesta a una pregunta que nos nace a todos/as desde el fondo del alma: ¿Qué debo hacer para…? Y Jesús no increpa ni juzga, sino que lanza una invitación que es al mismo tiempo un plan de vida, una respuesta urgente: “Anda y has tú lo mismo; Has eso y vivirás” (v 28 y 37). Amar al prójimo es también recordar y agradecer todos los “prójimos” de nuestra vida. Aquellos/as que nos han cuidado, sanado y han visto por nosotros. El impulso de la memoria agradecida nos lleva a ser nosotros/as mismos/as prójimos para los demás, y en modo especial, para los/as que están al borde del camino, violentados/as, despojados/as, los que sufren a causa de la humana injustica del mundo. El buen samaritano prometió volver, ahora está en nuestras manos seguir escribiendo esta historia.

Mira, ama y camina. Esta dinámica tiene al centro el amar, como se encuentra también al centro de la parábola y del evangelio. Tenemos la brújula y conocemos el camino. Ahora hagamos de la parábola realidad y del evangelio vida para que el nuevo decálogo sea un hábito, la misericordia costumbre y la solidaridad renueve el mundo.
(Para Radio Vaticano, jesuita Juan Bytton)


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