«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).


21 de enero de 2017

PAPA FRANCISCO: QUE LOS CRISTIANOS SUPEREN LA MENTALIDAD QUE CONDENASIEMPRE.

 RV).- Vencer la mentalidad egoísta de los Doctores de la Ley que siempre condena. Fue la admonición de Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Inspirándose en la Primera Lectura, el Papa subrayó que la nueva alianza que Dios establece con nosotros en Jesucristo nos renueva el corazón y nos cambia la mentalidad.

Dios renueva todo “desde las raíces y no sólo en su apariencia”, afirmó el Pontífice al comentar la Carta a los Hebreos, centrada en la recreación que Dios hace en Cristo. Y añadió que “esta alianza nueva tiene sus características”. Ante todo – dijo – “la ley del Señor no es un modo de actuar externo”, sino que entra en el corazón y “nos cambia la mentalidad”. A la vez que en la Nueva Alianza –  agregó –  “hay un cambio de mentalidad, un cambio del corazón, un cambio en el sentir y en el modo de actuar”, en una palabra: “Un modo diverso de ver las cosas”.

Superar la mentalidad egoísta de los Doctores de la Ley que sólo saben condenar

Francisco propuso el ejemplo de una obra a la que un arquitecto puede mirar de modo frío, con envidia o con una actitud de alegría y “de benevolencia”:

“La nueva alianza nos cambia el corazón y nos hace ver la ley del Señor con este nuevo corazón, con esta nueva mente. Pensemos en los Doctores de la Ley que perseguían a Jesús. Estos hacían todo, todo lo que estaba prescrito por la Ley. Tenían el derecho en su mano, todo, todo, todo. Pero su mentalidad era una mentalidad alejada de Dios. Era una mentalidad egoísta, centrada en ellos mismos: su corazón era un corazón que condenaba, siempre condenando. La Nueva Alianza nos cambia el corazón y nos cambia la mente. Hay un cambio de mentalidad”.

Dios perdona nuestros pecados, la Nueva Alianza nos cambia la vida

El Señor – añadió el Obispo de Roma – “va adelante” y nos asegura que perdonará las iniquidades y que olvidará nuestros pecados. “Y a veces  – comentó – a mí me gusta pensar un poco bromeando con el Señor: ‘¡Tú no tienes buena memoria!’”. “Es – dijo  – la debilidad de Dios. Cuando Dios perdona, se olvida”:

“Él olvida, porque perdona. Ante un corazón arrepentido, perdona y olvida: ‘Yo olvidaré, no recordaré sus pecados’. Pero también esto es una invitación a no hacer recordar al Señor los pecados, es decir a no pecar más: ‘Tú me has perdonado, tú has olvidado, pero yo debo…’. Un cambio de vida. Nueva Alianza: me renueva y me hace cambiar la vida, no sólo la mentalidad y el corazón, sino la vida. Vivir así: sin pecado, lejos del pecado. Ésta es la recreación. Así el Señor nos recrea a todos nosotros”.

El Señor nos cambia el corazón para cambiarnos la mentalidad

En fin, el Papa dirigió su atención a otro rasgo, el “cambio de pertenencia”. 

Nosotros – dijo – pertenecemos a Dios, “los demás dioses no existen”, “son estupideces”. “Cambio de mentalidad”, por tanto, “cambio de corazón, cambio de vida y cambio de pertenencia”. Y ésta – reafirmó – es la recreación que el Señor hace mejor que con la primera creación. De ahí su invitación a pedir al Señor que vayamos en esta alianza “de ser fieles”:

“El sello de esta alianza, de esta fidelidad, es ser fiel a este trabajo que el Señor hace para cambiarnos la mentalidad, para cambiarnos el corazón. Los profetas decían: ‘Pero el Señor cambiará tu corazón de piedra en corazón de carne’. Cambiar el corazón, cambiar la vida, no pecar más o no hacer recordar al Señor lo que ha olvidado con nuestros pecados de hoy y cambiar la pertenencia: jamás pertenecer a la mundanidad, al espíritu del mundo, a las estupideces del mundo, sólo al Señor”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).
 

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